Cuando uno es padre, ¿es lo suficiente
maduro para serlo? desde mi experiencia personal pienso que uno nunca es maduro
para ser padre, cuando te toca afrontarlo es cuando vas evolucionando y
aprendiendo al ritmo que te marca tu bebé, pero sobre todo debemos sacar el
niño que llevamos dentro.
En mi caso, con mi hijo de casi tres años
he vuelto a aprender a jugar. Digo
aprender porque el trabajo diario de un niño es jugar y no es tan significativo
el juguete en sí, sino explicarle como debe de jugar con cada juguete, para
estimular sus sentidos, para que empiece a pensar, hacer, deshacer, etc.
Los padres tenemos que estar concienciados
de que los juguetes sirven para divertir, educar, estimular, y no únicamente
para distraer y así poder pasar desapercibidos un rato de nuestro hijo.
Evidentemente no podemos dedicarle todo el día a jugar con ellos, pero el
tiempo que tengamos disponible para ello, que lo hagamos en consecuencia y les
ayudemos a jugar al mismo tiempo que aprendemos jugando con ellos.